Con
tan solo 18 años, Ayelen deja cada semana su casa en Suipacha, Buenos
Aires. Todos los lunes va a la casa de su madrina en Brandsen y allí se queda
hasta el viernes, cuando vuelve a su hogar. Este esfuerzo de viajar y dormir
pocas horas es para poder conseguir su título universitario de Comunicadora
Social.
De
pequeña tuvo un acercamiento a las artesanías: realizaba collares y pulseras
con mostacillas. Su mamá le enseñó a hacer macramé. Más adelante en el colegio
vendía pulseras, al respecto cuenta: “empecé a hacer pulseras, en el colegio
estuvo de moda vender cositas en los recreos y ahí estaba yo”. Pero con el
tiempo lo abandonó.
Su
mamá es tejedora nata, hace muchísimos años que realiza esta actividad. Teje
para vender en dos agujas, macramé y al crochet. Por otra parte su tía luego de
jubilarse empezó a incursionar en la pintura y también teje.
Actualmente,
Ayelen comparte la habitación de su nueva casa junto a Sofía, la hija de su
madrina, que vende accesorios en la ferias de Brandsen.

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