El corazón de la ciudad

TERRITORIO- Clara Martínez

Son casi las once y media de la mañana, está fresco y ventoso pero los rayos de sol se asoman entre los árboles y en unos minutos invaden completamente la plaza.

Ubicada en  50, 54, 6 y 7, Plaza San Martín es tal vez una de las más concurridas de la ciudad. Esto puede deberse a su estratégico lugar, en pleno centro, aledaño al Pasaje Dardo Rocha y a que la gobernación se encuentra en frente de ésta. Lleva su nombre en homenaje al prócer argentino, que  se encuentra ubicado en el centro de la plaza.

A simple vista es como cualquiera de las otras plazas, pero en pocos minutos esta percepción cambia un tanto; nos encontramos con Sergio, un mantero que amablemente nos contó de su vida personal y mejor aún, es un fiel testimonio de los desalojos brutales que sufrieron muchos artesanos por parte de autoridades y la policía.  El hecho de que exponga su trabajo en frente de la gobernación no es un dato menor; hay una tensión constante y en cualquier momento puede ser corrido nuevamente y despojado de sus artesanías y piedras que tienen un valor significativo muy grande para él.

El viento de a poco se levanta y produce una especie de melodía entre los árboles que chocan sin parar. Justo al lado de nosotros, un hombre vestido con un mono verde forcejea violentamente con un pequeño árbol para quitarlo del predio. Tironea y al cabo de unos minutos lo arranca de raíz.

Pasa gente continuamente por al lado del paño que expone Sergio, repleto de sus trabajos realizados en piedra y distintos metales. Al lado está su mochila, es roja y gigante, esas que suelen llevar a cuestas los mochileros. Es su compañera, allí dentro guarda además de todos sus objetos de uso cotidiano, una historia, lo acompaña en todos los viajes que realiza por el país.



Se podría decir que Sergio es un personaje de la plaza, todos lo conocen y se acercan con confianza a saludarlo y preguntarle cosas.


La plaza se empieza a poblar, algunos pasan en bicicleta por el camino de cemento que tiene ésta, se acerca gente con mate o algunos se disponen con una lona para hacer un picnic. Se acerca un grupo grande de estudiantes, todos llevan en su mano el tablero característico que utilizan las carreras vinculadas a lo artístico. Entre risas y gritos se recuestan en algún pedacito donde haya sombra esperando probablemente para volver a entrar a la Facultad o simplemente a descansar un rato.

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