El desalojo que sufren los artesanos: ¿cómo se las rebuscan?


Aurelia, como tantos otros puesteros, fue una víctima del violento desalojo de Plaza Italia, hace dos años, por parte de la policía, Control urbano y bomberos a partir de la ordenanza municipal 10.810 Registro Único de Actividades (comprende  a todos aquellos sujetos que realicen actividades lucrativas, prestación de servicios, producción artesanal, etc. dentro del Partido de La Plata con habitualidad, sin contar con un local comercial para llevar a cabo la misma, y siempre que la actividad lo permita).

Les prometieron que tendrían un lugar asignado para continuar con sus labores pero nunca se los concedieron.

Los artesanos no sólo se enfrentan a este problema, el de tener que lidiar constantemente con policías o fuerzas que los van desplazando de lugar perjudicando sus ventas y comercialización; sino que también se ven afectados por la gran cantidad de vendedores que “re-venden” productos industrializados, que no son artesanías y las venden a un precio apenas menor que las que sí la son.

En los últimos años los artesanos han tenido una competencia masiva por la cantidad de vendedores de productos industrializados (muchas veces provenientes de China o Taiwan) y se ha desvalorizado su trabajo y mano de obra. Aurelia cuenta que “muchas veces es difícil distinguir entre lo realmente hecho con las propias manos y lo que se compra por unos pocos pesos y después se re-vende. Esto nos perjudica y hay que ir buscando nuevas formas de vender”.

Las artesanías comienzan a valorarse por un valor comercial y no uno cultural. Se fue perdiendo el valor nacional y de lo auténtico o genuino. La mayoría de las personas no valoran el trabajo artesano y sólo buscan en las ferias las cosas que están de moda, que generalmente son los productos que trabajan los que revenden.

Además, no sólo está el problema de la competencia sino de que muchas veces no hay una organización dentro de las ferias artesanales, no hay acuerdos y eso genera conflictos constantemente. Aurelia sostiene que “no hay un manejo adecuado de la feria por parte de los propios artesanos, es muy difícil que haya un consenso para resolver problemas internos o para presentar algún tipo de proyecto”.

Muchos artesanos continúan participando en ferias, aunque las ventas cada vez sean menores, mientras que otros optan por la venta “puerta por puerta”, algo que no es muy casual cuando de artesanías se trata.

Aurelia, a partir de los incidentes que sufrió vendiendo en las ferias de La Plata, se gana la vida de esta forma, es su única fuente de ingresos para mantenerse tanto a ella como a su pequeño hijo y todos los gastos que conlleva un hogar. Desde hace unos años ha empezado a incursionar con el vidrio como material principal para su trabajo, aplicando la técnica de vitrofusión en el taller que lleva adelante en su casa.

Se las rebusca para vender sus productos artesanales a personas particulares (ella asegura que del boca en boca se va generando un círculo de venta a través de conocidos que saben que vos haces tales productos y te compran o te recomiendan), realizando trabajos a pedido y también ha comenzado a vender por mayor en comercios específicos. 

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